"¿Qué hay en el fondo del mar, en lo más profundo y oscuro de allí abajo? ¿Quién vive en ese lugar desconocido? ¿Bob Esponja? Si, también. Pero ahora quiero hablaros de Mr. Lobster. El Señor Langosta no vive en una piña en el fondo del mar, de hecho, el Señor Langosta ni siquiera está vivo, pero tampoco muerto.
“Existe” en un lugar al que todos podemos llegar sin movernos, un lugar en el que estamos, sin darnos cuenta, más vivos que en la propia y presunta realidad. Ese lugar es tan remoto como el fondo del océano, tan misterioso como la magia y lo desconocido. En ese lugar vive el Señor Langosta, hurgando en el paisaje submarino en busca de algo que llevarse a la boca.
El señor Langosta es inmortal, existe desde que existe el mundo y existirá siempre y nunca al mismo tiempo. Protegiendo su corazón tras su coraza de crustáceo, ni siquiera las altas presiones del fondo marino son capaces de hacer que deje de mover sus bigotes, en todas direcciones, como latiguillos azotando la oscuridad y removiendo la arena y el fango.
Cuando la langosta se arrastra en nuestra conciencia, remueve y limpia sutilmente el lecho de nuestra existencia, haciendo menos terrible el abismo de nuestro subconsciente, de lo que desconocemos que está ahí. Cuando la langosta emerge en nuestra conciencia y se hace visible, no demasiado solemnemente, como un monstruo marino casi, acorazado, viejo, duro, extraterrestre, te ofrece la transformación, te invita a que mudes tu piel y te transformes, aceptando tu naturaleza también abisal.
El señor Langosta podría haber montado una marisquería, y venderse así a la gula de sus comensales, sin embargo ha elegido crear un espectáculo de magia, al que todos están invitados, un lugar en donde se invita a la catarsis a través de una música llena de objetos brillantes que, como una urraca, nuestro querido crustáceo ha ido recolectando en el fondo del mar.”
"What's in the sea, deep and dark down there? Who lives in that unknown place? Sponge Bob? Yes too. But now I want to tell you about Mr. Lobster.
Mr. Langosta does not live in a pineapple at the bottom of the sea, in fact, Mr. Langosta is not even alive, but neither is dead.
"It exists" in a place that we can all reach without moving, a place where we are, without realizing it, more alive than in our own and presumed reality.
That place is as remote as the bottom of the ocean, as mysterious as magic and the unknown.
In that place, Mr. Langosta lives, poking around in the underwater landscape in search of something to put in his mouth.
Mr. Langosta is immortal, exists since the world exists and will always exist and never at the same time.
Protecting your heart behind your crustacean shell, not even the high seabed pressures are able to stop you from moving your whiskers, in all directions, like whipplugs whipping the darkness and removing the sand and mud.
When the lobster crawls in our consciousness, it subtly removes and cleanses the bed of our existence, making the abyss of our subconscious less terrible, than we do not know is there.
When the locust emerges in our consciousness and becomes visible,
not too solemnly, like a sea monster almost, armored, old, hard, extraterrestrial, it offers transformation,
invites you to change your skin and transform yourself, accepting your nature as well abyssal.
Mr. Langosta could have set up a seafood restaurant, and sell himself like that to his guests,
but he has chosen to create a magic show, to which everyone is invited, a place where catharsis is invited through a full music of bright objects that, like a magpie,
our beloved crustacean has been collecting at the bottom of the sea."
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